Cómo la Inteligencia Artificial Generativa remodela el entorno empresarial

El profesor Alva Taylor y Patrick Wheeler del Tuck Glassmeyer/McNamee Center for Digital Strategies sostienen que la mayoría de las organizaciones no están preparadas para los desafíos que plantean plataformas como ChatGPT. La IA Generativa cambia las empresas.

Desde la introducción de ChatGPT de OpenAI, nos ha sorprendido que casi todas las conversaciones, ya sean de negocios o informales, se hayan convertido en especulaciones y opiniones sobre el futuro de la IA generativa.

Las opiniones han variado desde una predicción de un mundo Skynet/Terminator dominado por la IA, donde los humanos apenas existen, hasta un futuro similar al mundo Wall-E Sky Liner de Disney, donde los humanos se vuelven tan dependientes de la tecnología que son física y mentalmente desventurados. ¿Se trata simplemente de otra pieza de tecnología sobrevalorada? Las señales indican lo contrario, ya que las aplicaciones de IA Generativa han llegado a un millón de usuarios más rápido que cualquier otra herramienta digital en la historia moderna.

La IA generativa es un término general para los algoritmos de aprendizaje profundo, también conocidos como grandes modelos de lenguaje, entrenados con grandes cantidades de datos y parámetros para discernir patrones y estructuras dentro de los datos. Una vez entrenados, estos modelos generan nuevos resultados basados en indicaciones / prompts (preguntas de entrada) que reflejan sus datos de entrenamiento.

Estos resultados pueden ser cualquier cosa, desde texto coherente y contextualmente relevante hasta complejas piezas musicales, gráficos o programas informáticos. Lo que hace que los modelos sean únicos es que tanto las entradas como las salidas son conversacionales y contextuales, de manera que imitan la expresión y la interacción humana. Esta característica permite una facilidad de uso, comprensión y retroalimentación que antes no se podían obtener.

Al pensar en las implicaciones comerciales de la IA Generativa, es importante comprender lo que no es. Los modelos y aplicaciones no son computacionales ni de investigación; simplemente predicen la siguiente respuesta o cadena de palabras relevante, dada la indicación / prompt.

Si se le pregunta “¿Qué es 2+2?”, responde con “4”, no debido al cálculo, sino porque el modelo se entrenó con datos donde la respuesta es “4”.

Además, no puede decir “no” a menos que esté programado para hacerlo. Por lo tanto, podría proporcionar respuestas contextualmente apropiadas, incluso si son incorrectas, lo que a menudo se denomina “alucinaciones”.

La IA Generativa tiene el potencial de transformar muchos sectores empresariales. Los equipos de marketing ya lo utilizan para crear anuncios, campañas de correo electrónico y publicaciones en redes sociales, y los equipos de desarrollo lo utilizan en el desarrollo de nuevos productos para escribir código de software.

Otras funciones que experimentan un impacto temprano incluyen el servicio al cliente, donde se utiliza para responder preguntas de los clientes y resolver quejas; y operaciones, donde automatiza tareas y optimiza las cadenas de suministro.

Si bien la tecnología es muy prometedora, los líderes empresariales enfrentarán nuevos desafíos importantes al implementarla. A medida que los gerentes aprovechan estas herramientas para mejorar sus organizaciones, deben ser conscientes de los peligros del mal uso y de la creciente dificultad para reconocer aplicaciones nefastas.

Por ejemplo, la IA Generativa puede crear medios sintéticos realistas que pueden ser a la vez una herramienta innovadora para la creación de contenidos, pero también una amenaza a la integridad de la información en forma de “deepfakes”.

El auge de la IA Generativa redefinirá el concepto de ser inteligente. Ya no se trata de capacidad de memoria o velocidad computacional – áreas en las que la IA nos supera. En cambio, la inteligencia se definirá por la capacidad de hacer preguntas perspicaces, formular problemas, tomar decisiones matizadas y motivar a las personas.

Alva Taylor y Patrick Wheeler

A medida que confiamos más tareas de cálculo y recuperación de conocimientos de IA Generativa, nuestra percepción de la inteligencia está experimentando un cambio sísmico. El auge de la IA Generativa redefinirá el concepto de ser inteligente. Ya no se trata de capacidad de memoria o velocidad computacional, áreas en las que la IA nos supera. En cambio, la inteligencia se definirá por la capacidad de hacer preguntas perspicaces, formular problemas, tomar decisiones matizadas y motivar a las personas.

En el sector de la atención médica, la IA Generativa puede examinar la literatura médica y los datos de los pacientes a la velocidad del rayo, ofreciendo diagnósticos potenciales. Sin embargo, el papel del médico es hacer las preguntas correctas, interpretar las sugerencias de la IA y tomar la decisión final.

En el mundo empresarial, la IA Generativa puede analizar tendencias del mercado, predecir el comportamiento del consumidor e incluso sugerir movimientos estratégicos. Sin embargo, sigue siendo responsabilidad del líder humano formular las preguntas estratégicas, interpretar las predicciones de la IA y tomar decisiones que se alineen con los valores y objetivos de la organización.

Lamentablemente, la mayoría de las organizaciones no están preparadas para este cambio. El éxito radica en identificar, seleccionar y elegir el talento en función de estos nuevos criterios. Las organizaciones que contratan y capacitan gerentes para que sean expertos en esas habilidades y modifican sus procesos para reflejar este cambio en el valor tendrán una ventaja tanto en la creación de valor como en el éxito organizacional a largo plazo.

Cualquiera que sea el futuro de la IA Generativa, debemos recordar dos puntos. En primer lugar, los sistemas mejoran continuamente, lo que significa que muchas de las críticas a las capacidades y limitaciones del sistema pronto serán discutibles. En segundo lugar, y lo más importante, la IA Generativa bien hecha no es un sustituto del capital humano, sino una herramienta para liberar a individuos, gerentes y organizaciones para que centren más sus esfuerzos en actividades de creación de alto valor.

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Tuck School of Business